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lunes, 14 de noviembre de 2011

UNA EXPERIENCIA JUVENIL EN EL SÍNODO




Texto publicado en la revista "Sembrando en Cristo y Cosechando Frutos" Años1, No. 2, octubre - noviembre de 2011 





     Hola, mi nombre es Tania, actualmente curso el 5° semestre de Ingeniería Bioquímica, y he sido parte de la Parroquia de los “Doce Apóstoles” en Jardines de Morelos desde hace siete años, y con el paso del tiempo he visto el caminar cotidiano de esta comunidad, por lo tanto también he formado parte de ministerios hermosos, como lo son la pastoral juvenil, catequesis y música y canto, pero ha sido la pastoral juvenil la que me impulso a dirigir mi vida a Cristo. Pues sin duda alguna los jóvenes son parte indispensable de una Parroquia que busca ser viva, o como dice nuestro Papa Benedicto XVI en el mensaje para la jornada mundial de la juventud 2011: “-La iglesia necesita vuestra fe viva, vuestra caridad creativa y el dinamismo de vuestra esperanza. Vuestra presencia renueva la Iglesia, la rejuvenece y le da un nuevo impulso-”.
     Los jóvenes enamorados del Señor sabemos que importante es para todas y cada una de las parroquias contar con tal presencia juvenil, y es por eso que personalmente agradezco la oportunidad que nos regala nuestro Señor Obispo Mons. Onésimo Cepeda Silva de ser escuchados por medio de nuestro primer Sínodo Diocesano.
     No podría dejar de mencionar aquella ocasión en que fui llamada para ser parte del grupo sinodal de mi parroquia, con sinceridad lo digo, que la emoción era confusa, pues sabía que había sido elegida para desempeñar una labor muy importante pero que para entonces desconocía de que se trataba, también sabia al igual que los demás miembros del sínodo que era un compromiso que implicaba abandonar nuestras actividades cotidianas, pero en lo personal como estudiante y como joven sé que lo que más se necesita es el tiempo de realizar esas actividades que dejas, y pensar que la mayor parte del día la pases en la iglesia, puede escucharse complicado para algunos de nosotros, e incluso puede ser eso lo que nos detenga a realizar dicho trabajo; pero no después de esta experiencia, pues  aun así, sin ninguna duda volvería a aceptar el llamado a formar parte del grupo sinodal, pues la satisfacción de que en cada sesión del sínodo la visión juvenil se vea presente ya sea en cada análisis, en cada propuesta o en cada opinión; es enorme, pues sé que esas ideas están siendo escuchadas por alguien, y no solo eso sino que están formando parte de nuestras propuestas, que quizá algún día llegaran a ser parte de una legislación, y que espero que muchos jóvenes podrán darse cuenta que tenemos lo necesario para ser felices en el caminar de la iglesia y perteneciendo a ella.
     Me llena de mucho orgullo ser parte de un grupo sinodal, al saber y conocer ahora la importancia que tiene ser un integrante que puede aportar al igual que los demás pero con una visión diferente: la juvenil.
     Por eso cada que tengo que formular una propuesta lo hago con mucho amor a Dios, pues Él ha sido quien quiso que fuera parte de este primer Sínodo y que me ha elegido por medio de nuestro Obispo Mons. Onésimo Cepeda Silva. Siempre al enunciar mis propuestas lo hago pidiendo sabiduría al Espíritu Santo pues reconozco la responsabilidad que implica, pero también lo hago con mucha entrega y con visión juvenil. Cuando es posible dar una propuesta donde los jóvenes pueden incluirse vienen a mi mente aquellos jóvenes que son parte de nuestros ministerios en cada una de las parroquias que conforman nuestra diócesis, en lo que ellos quisieran hacer; pero más que eso pienso en todos aquellos jóvenes que son parte de Ecatepec y que pudieran ser parte de nuestros ministerios pero que no lo son, y por los cuales solo hace falta salir a su encuentro. Tomo conciencia sobre el futuro pues habiendo jóvenes comprometidos, nuestra diócesis será una iglesia llena de la fuerza y felicidad que cada joven enamorado de Dios puede irradiar y contagiar a los demás, y no solo a los demás jóvenes, pues cuando se logra transmitir ese amor y esa energía se convierten en jóvenes muchos adultos.
    Por ello agradezco la oportunidad que los jóvenes tenemos de ser escuchados a través del sínodo diocesano, tengo mucha fe en los resultados que se obtengan de este y estoy contenta, con el trabajo que se ha estado realizando. Aunque es un esfuerzo, Dios es bondadoso y acomoda mis tiempos para que pueda estar en cada reunión. Y sé que muy pronto al entrar en la iglesia se podrán ver a esos jóvenes, y sentir su presencia a través del servicio que den a Dios, como lo hago yo ahora por medio de este hermoso caminar con Cristo que se llama “Sínodo Diocesano”.
Tania Hernández Reséndiz
Parroquia de los Doce Apóstoles



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